Este Blog pretende ser un apoyo y un lugar de encuentro para tod@s l@s profesionales del mundo de la enseñanza que trabajan con alumn@s, ya sean maestr@s de Infantil o primaria, maestr@s de educación especial, psicólo@s, pedagog@s, logopedas, familias, etc. Encontraréis recomendación de páginas webs y blogs interesantes de compañe@s de profesión y familias e ideas nuevas y recursos para trabajar en nuestras aulas.

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miércoles, 21 de noviembre de 2012


Guías




En este apartado tenéis las guías de la Consejería de Educación de la junta de Andalucía.
  • Necesidades Específicas de Apoyo Educativo.

  • Altas Capacidades Intelectuales.
  • Limitaciones en la movilidad.
  • Trastornos Graves de Conducta.
  • Trastornos Generales del Desarrollo.
  • Síndrome Down.
  • Discapacidad Auditiva.
  • Discapacidad Visual y Sordoceguera.

  • Enfermedades Raras y Crónicas.
  • Discapacidad Intelectual.
  • Dificultades específicas de aprendizaje: La dislexia.
 
 CELOS INFANTILES: SU PRIMERA PEQUEÑA TRAGEDIA


Si bien los celos pueden considerarse normales en el desarrollo de su personalidad, de los padres dependerá que se incrementen, cronifiquen  o se vuelvan patológicos o por el contrario, sirvan de ayuda para que los niños aprendan a resolver sus sentimientos negativos, a expresarlos de forma correcta, y para que aprendan también, a afrontar las frustraciones de la vida  (quizás esta sea  su primera frustración de una larga cadena de ellas ) lo que ayudará en su evolución afectiva.La llegada del bebé es un momento de especial alegría para toda la familia, sin embargo si este bebé no es el primero de la casa, sino el nuevo “hermanito”, es probable que tarde o temprano surjan los celos.
Por esto debemos ayudarlos a superar estos sentimientos de modo que aprendan que compartir el amor de sus padres no quiere decir que lo pierden, y debemos estar informados para no cometer demasiados errores, teniendo en cuenta que este es un proceso, que dependiendo de la personalidad de cada niño, llevará más o menos tiempo, más o menos problemas.
Manejar las demostraciones de los celos puede ser difícil, pero si sabes de antemano que esperar, podrás ayudar a cada niño de la familia a enfrentar esta etapa.
Es bueno que trates de entender los sentimientos del niño celoso, puesto que los celos son un sentimiento nuevo para él y le resulta difícil expresarlos.
Cuanto más pequeño sea, más difícil le será entender porque tiene que querer a ese “intruso” que le “quitó” el amor de su mamá.
En realidad no se aconseja decir “Tienes que quererlo porque es tu hermanito”, nadie quiere a otra persona solo porque se lo exigen, el cariño vendrá con el tiempo, en especial cuando deja de ver al nuevo hermanito como una amenaza o rival en el cariño de los padres.  En la clínica, en la que vemos muchos casos, se lo explicamos a los padres, a los adultos, haciendo que piensen como se sentirían si su pareja de repente les dice que va a traer a casa a otra mujer o a otro hombre, asegurándonos que nos querrá a las dos o a los dos, exactamente igual…¿ complicado verdad?.. para un niño pequeño, la llegada de otro hermano, le supone siempre, al menos, como mínimo la duda de si mamá y papá van a seguir queriéndole igual, puesto que muchas, pero que muchas cosas, van a cambiar en su vida. Un niño algo mayor quizás piense que su mamá quiso tener otro niño porque el se portó mal o ya no lo quiere, y  necesitará que le reafirmes tu cariño hasta que supere estos sentimientos . Pero todo ello, debe hacerse despacio , sin pretender que de la noche a la mañana, acepte y sobretodo “ quiera” a su hermano, que acapara la atención de todo el mundo.
La forma de manifestar los celos puede variar desde la regresión a conductas infantiles, hasta agresividad y violencia física y verbal, esto exigirá de ambos padres mucha atención y comprensión.
Los celos no quieren decir que el niño no quiera a su nuevo hermano y es precisamente esta ambivalencia la que lo confunde más, por momentos desea que el bebé desaparezca de su vida y más tarde se siente culpable por haberlo deseado.
Si el niño puede expresar sus sentimientos, en forma verbal, nunca agrediendo a su nuevo hermano, y se siente comprendido por los padres en lugar de verse obligado a esconderlos, le será más fácil salir de esta etapa. Su personalidad se verá enriquecida, pues aprenderá a aceptar la realidad, que si bien no siempre será tal como él lo desee, puede ser agradable en la medida que sepa manejarla.
Se debe vigilar a los niños, nunca dejarlos solos con el bebé, para evitar que puedan  hacerle daño, pero es necesario entender que están sufriendo y en lugar de castigarlos o reñirlos por sus expresiones hay que darles  comprensión y cariño, es fundamental que les hables, los niños entienden mucho más de lo que crees.  

Algunos consejos

A continuación presentamos una serie de consejos que eviten la aparición y/o mantenimiento de conductas celosas dentro de la familia.
Evitar: (en la medida de lo posible)
  • Recriminarle que no le quiera o insistirle en que “ debe” quererlo mucho nada más nacer porque es su hermano.
  • Los gritos y las descalificaciones.
  • Las atenciones y dedicación excesivas, al nuevo hermano.
  • Tratar de disimular totalmente el amor hacia el bebé…eso hará que el mayor crea que realmente es un estorbo, que no es digno de amor.
  • Privilegios a unos hijos frente a otros.
  • Comparaciones entre los diferentes hijos.
  • Intromisiones en los conflictos de los hijos y tomar partido en ellos (siempre que no haya agresión).
  • Atenciones y recompensas al “chivato” ( el hermano pequeño que siempre acusa al mayor)
  • Comentarios de vecinos, amigos y familiares haciendo comparaciones de vuestros hijos.
  • Un trato irónico, o risa y burla ante conductas inadecuadas.
  • Que el hijo mayor deba asumir en todo momento la responsabilidad del cuidado del hermano menor.
  • La competitividad entre hermanos.
  • Evitar frases que recriminen sus acciones:  “No lo toques”, “Aléjate que no me fío de ti”, “Que se te va a caer

Que se debe hacer: 15 consejos
1. -Preparar al niño para la llegada de un hermano
La preparación ayuda al niño aunque no por ello se evitan los celos. Aunque el niño/a lo comprenda todo racionalmente se puede sentir abrumado emocionalmente.
Lo fundamental para la preparación es que el niño comprende que se le va a seguir queriendo. No adelantaremos acontecimientos diciéndole que jugará con su hermanito ya que aún tendrán que pasar muchos meses para que esto ocurra. Tampoco es conveniente que se insista demasiado en que se le seguirá queriendo igual, de una forma agobiante, y dramatizando, porque el niño verá que algo grave puede ocurrir, y le producirá ansiedad.
Durante el embarazo, sobre todo si los niños tienen entre 4 y 6 años, harán muchas preguntas sobre temas sexuales y de reproducción es un buen  momento para comenzar una buena educación sexual adecuada evidentemente a su nivel cronológico.
2. -Intentar cambiar lo menos posible la rutina del niño tras el nacimiento del hermano.
En distintos estudios se ha comprobado que cuando un nuevo niño llega a una casa, disminuye siempre la atención que se le presta al mayor, porque principalmente cambian sus rutinas. Por eso es fundamental  procurar controlar su tiempo especial, seguir leyéndole el cuento o mantener los mismos ritos para acostarse, seguir diciéndole lo mismo sobre lo que está permitido y lo que no, tratarle y desde luego mantener las mismas costumbres a ser posible, de antes del nacimiento del hermano, y explicarle de forma afectuosa, cuando por cualquier circunstancia, tengan que alterarse, siempre antes, y sin mentir.
3. -Mantened al niño/a aislado de la madre el menor tiempo posible.
Mientras que la madre da a luz muchas veces se envía al niño con otros familiares. Lo mejor es que se ocupa el padre y si no puede , que esté alejado de la madre el menor tiempo posible. Incluso es conveniente que visite a su madre en la clínica, buscando un momento tranquilo en el que esté sólo la familia, viviéndolo como un acontecimiento especial pero también natural, siempre sin dramatizar sus posibles celos.
4. -Hablar de “igual a igual” con el primogénito
la rivalidad suele disminuir cuando la madre habla con el primogénito de igual a igual respecto al bebé. Comentar lo que el bebé puede sentir , algunos Ejemplos: “A ella le gusta  verte “,”¿Se habrá enfadado por despertarle? “No sonreirá si le gritas porque le asusta un poco” ” Está llorando, será que quiere comer? O  quizás está cansada.  Podemos preguntar al niño lo que cree que quiere o siente el bebé.
6. -Prestar atención al mayor y hacer que lo hagan los demás
Dedicad al día un tiempo exclusivo para el niño, de10 a15 minutos.El niño puede esperar este tiempo y confiar en él, pero se debe cumplir lo que se le promete.
7. -Nunca alejad al mayor por el nacimiento de un hermano
Muchas veces para tener más tiempo para atender al pequeño enviamos al hermano a una guardería o lo confiamos durante un tiempo a otras personas, hemos de evitar esto, porque el niño lo vivirá como un abandono y justificará así sus temores de soledad y rechazo de la madre o el padre, que se quedan con el hermano mientras él comienza una nueva etapa. Es mejor que empiece a alejarse poco a poco de la madre, en el embarazo y que los cambios que deban hacerse no coincidan con el nacimiento ( por ejemplo, como hemos dicho, empezar el cole, cambiar de casa, de habitación, de niñera, etc.)
8. -No “pasarle” todo al pequeño
Muchas veces el pequeño se aprovecha. Puede molestar al mayor y este reaccionar con violencia. No reprender muy fuertemente al mayor y no consolar mimosamente al pequeño, es importante. Se puede reñir al pequeño suavemente para que sea más cuidadoso y ayudar al mayor, pero tratando de ser justos con ambos. A veces damos por sentado que el culpable es el mayor, porque quizás el pequeño se queja cuando este reacciona, si castigamos injustamente alimentaremos aún más sus celos.
9. - Educar a los hijos en el control de sus emociones:
Aprender a soportar pequeñas frustraciones, alegrarse del éxito de los demás, responder con tranquilidad ante situaciones adversas,  enseñarle a aceptar sus incapacidades y dificultades con optimismo, y esto se hace siempre por imitación, tratar de ponernos como ejemplo en situaciones adversas, y ver como se superan, le ayudarán a entender mejor.
10. - Buscar espacios para atender de forma preferente a los hermanos en el momento del nacimiento del nuevo bebé y en el período posterior. Las personas adultas solemos dirigirnos rápida y casi exclusivamente al recién nacido, relegando la atención a los demás hermanos; sin embargo, son éstos los que pueden manifestar conductas celosas y no el recién nacido que no es consciente del momento.
11- Hacer respetar la autoridad de los padres y admitir los límites establecidos en la familia, incluso aunque sepamos que el mayor atraviesa un período de celos. No debemos tampoco consentir que traspase esos límites por ello.  Conseguir que se acepten las normas de casa de forma democrática. Resulta necesario conseguir que se respeten aquellas normas que la unidad familiar estime imprescindibles..
12. - Estimular a los hijos para que expresen lo que sienten con libertad y puedan compartir tristezas y alegrías.  Estimular a los hijos y darles seguridad, y como siempre todo esto se conseguirá cuando ellos imiten nuestro comportamiento. Si somos capaces de reconocer ante ellos, nuestras emociones, ellos también lo harán. Si reprimimos nuestros sentimientos, ellos también los reprimirán.
13. -  Procurar dar afecto a los hijos  sin distinción de edad. En nuestra sociedad solemos prestar excesiva preferencia afectiva al niño pequeño  omitiendo de forma bastante brusca e inconsciente la atención a los hermanos   mayores.  Tratar con afecto y atención frecuentes a todos tus hijos para que perciban que son queridos, incluso los adolescentes, que pueden rechazar en apariencia el contacto físico, lo necesitan. El cariño, el afecto físico, las caricias, hacen crecer a nuestros hijos por dentro y por fuera.
14. - No recriminarle por manifestar sentimientos de celos, solo modificar las conductas para evitar que se “aproveche”. Es mejor hacer que exprese sus sentimientos, entenderle y tranquilizarle diciendo que es normal, y que poco a poco aprenderá a quererle y a compartir con él, que el tiempo lo suaviza todo y cuando vaya siendo mayor lo aceptará y querrá como es natural.
15. - Actuar con naturalidad cuando estemos con los dos, procurar hacer que el se divierta cuando esté su hermano presente, con nosotros, esto le reforzará en la idea de que él tenerle no es tan malo. Jugar con él en presencia de su hermano, alabar sus actitudes responsables, hacerle ver que es mayor, le hará sentirse mejor.
Ideas generales para acabar: Ante los celos…
Procurar realizar las conductas que exponemos a continuación:
  • Fomentar la cooperación entre los hermanos. ( en las tareas de la casa, recados, en situaciones de juego …)
  • Observar y reflexionar sobre las conductas celosas de nuestros hijos y reaccionar sin darles excesiva importancia.
  • Favorecer el juego con todos los hijos (para lograr una mayor armonía entre los hermanos.
  • Promover un clima de sosiego y tranquilidad en todos los momentos posibles.
  • Respetar el espacio de juego e intimidad de cada hijo
  •  Estimular con expresiones positivas todo acercamiento: “Qué bien lo cuidas” “Eres muy responsable”, “Ven que lo vas a bañar muy bien”.
  • Involucrar a los hermanos en las tareas de cuidado, higiene, alimentación etc. Pero sin responsabilizarle en exceso, le hará sentirse partícipe del cuidado del hermano, siempre como hermano mayor que es.
  • Es importante que se le den privilegios de mayor, ver la tele, hablar con los mayores, comer con ellos, que se le diga, para que se dé cuenta de que el crecer también tiene ventajas. “mamá está contenta porque puede hablar contigo y contarnos cosas, mientras que el bebé aún no puede, por eso me gusta estar contigo”…
  • Valorar a nuestros hijos delante de familiares y visitas, tratando de omitir todo comentario negativo sobre ellos y por supuesto mucho más, comentar “los celos” que tiene de su hermano, aunque creamos que no lo entienden, les aseguro que los niños captan mucho mejor, incluso el lenguaje corporal, por lo tanto ante los celos… relájese…es algo natural.
  • Y por supuesto, si usted que su niño  tiene conductas regresivas, (chupos, biberones, habla de bebé), que está triste, que tiene pesadillas o se ha vuelto muy irritable, dolores somáticos,(cabeza, barriga,) o que se niega a ir al cole, o cualquier otro cambio sustancial en su conducta y que aún aplicando las medidas que hemos descrito, persisten sus problemas, acuda  a un profesional que realizará el diagnóstico y el tratamiento adecuado.
Lo fundamental es expresarle al niño celoso que se le quiere igual o más que antes, que el otro hermano también disfrutará de nuestro cariño pero que su llegada no le quita nada de nuestro amor, que poco a poco aprenderá a quererle y sobretodo que comprendemos perfectamente sus sentimientos actuales. Eso hará que la culpa no aparezca que es la base de muchos problemas posteriores.

Bibliografía
  • Un hermano ¿para que? Philip Stanton. Ed. SM. Con consejos finales para padres de Isabel Menéndez Benavente.
  •  El niño celoso. Juan Manuel Ortigosa. Ed. Pirámide.
  • Nuestro hijo tiene celos. Silvia Cándano. Salvat Editores.
  • Hijos Celosos. Causas. Tratamiento. Test de identificación. Polaino Lorente.         Ed. CEAC. Cúpula respuestas. Barcelona 1991
  • Soluciones a los celos infantiles- Adele Faber y Elaine Mazlish Ed. Alfaguara
OS DEJAMOS MATERIALES PARA DESCARGAR
Los celos infantiles
Pautas padres
MATERIAL CELOS INFANTILES
MATERIAL CELOS INFANTILES 2
NIÑOS HIPERACTIVOS: Cómo reconocerlos

En este artículo os hablaremos del TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad), un trastorno de tipo neurológico, uno de los más frecuentes en la infancia. Hablaremos de qué es el TDAH, cuáles son los síntomas principales, causas y origen, diversos tratamientos, pautas familiares y para el centro escolar,…etc.
Comencemos por definir lo que es la hiperactividad o lo que es más exacto de qué hablamos cuando se diagnostica a un niño de déficit de atención con hiperactividad. Para que nos entendamos, esto quiere decir que es un niño muy inquieto y al que le falta la atención de una forma muy llamativa.La hiperactividad de los niños es considerada como normal, cuando se produce dentro de una etapa de la vida infantil alrededor de los dos o tres años. El que un niño sea inquieto no tiene nada que ver con la sintomatología que hoy vamos a abordar en esta información. La falta de atención y la inquietud constante en el niño son síntomas que por lo general los padres comentan primero al médico de atención primaria, con frecuencia alertados por los profesores y educadores.
Este trastorno ha recibido muchos nombres en el pasado: daño o disfunción cerebral mínima, hiperkinesia, hiperactividad y déficit de atención,… Pero en realidad todo ello engloba una alteración importante de la atención que muy a menudo se da con una extrema actividad en el niño….El porcentaje de niños con este problema se estima entre el 3 y el 5%, entre los niños en edad escolar, siendo seis veces más frecuente en los varones. Os dejamos el enlace para que sigais viendo el artículo completo.
GUÍA que pueden ser de ayuda

Todas estas guías estarán colgadas pronto en la pestaña de guías, del menú principal de nuestra web.
TRASTORNOS DE CONDUCTA
Respuesta educativa antes Conductas_graves_en_ESO
guia diactica de trastornos del comportamiento
trastornos de conducta una guía de intervencion en la ecuela
TDAH
Guía para la Atención Educativa del Alumnado con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad
SINDROME DOWN
programacion educativa para escolares con sindrome de down
GUÍA PARA LA ATENCIÓN EDUCATIVA DE LOS ALUMNOS Y ALUMNAS CON SÍNDROME DE DOWN
TGD
TGD Aspectos prácticos de una propuesta inclusiva
AUTISMO
Guía para la Atención Educativa del Alumnado con Trastorno Generalizado del Desarrollo (Autismo)
Comunicación Alternativa y Aumentativa. Guía de referencia
respuesta educativa a los trastornos de espectro autista
guia_para_la_atencion_educativa_al_alumnado_con_trast_espectro_autista
materiales para el desarrollo de la comunicacion y el apoyo al alumnado con NEE
ASPERGER
respuesta educativa al sindrome de asperger
TRASTORNOS DEL LENGUAJE
La Tartamudez guia para padres
La Tartamudez guia para docentes
MOTÓRICOS
Guía para la Atención Educativa del Alumnado con Deficiencia 
DEFICIENCIA AUDITIVA
Guía para la Atención Educativa del Alumnado con Deficiencia Auditiva
DEFICIENCIA VISUAL
Guía para la Atención Educativa del Alumnado con Ceguera y Deficiencia Visual
ALTAS CAPACIDADES- SOBREDOTACIÓN INTELECTUAL
Orientaciones actividades ampliacion para alumnos sobredotados en primaria
Guia Evaluacion en Alumnos con Altas Capacidades
respuesta educativa al alumnado con sobredotación intelectual
OTROS DOCUMENTOS
guia basica de educacion intercultural
DerechosDelNiñoConDiscapacidad1
DerechosDelNiñoConDiscapacidad2
guia para la elaboracion del Plan de orientacion y PAT en infantil y primaria
guia para la elaboracion del Plan de orientacion y PAT EN Secundaria

MIEDO A LOS EXÁMENES

Miedo ante los exámenes
Hoy vamos a hablaros de la ansiedad o el temor ante los exámenes, un temor que prácticamente todos hemos padecido en algún momento de nuestras vidas. No sólo puede afectar a los estudiantes de la ESO o el Bachillerato (donde se da con más frecuencia por la mayor dificultad y exigencia de los estudios) sino también lo detectamos en Educación Primaria. En general, afrontar un examen no es “plato de buen gusto” para nadie, y es positiva una cierta ansiedad para afrontarlo (que nos active en ese momento, nos permita razonar y fijar la atención necesaria), sólo se convierte en un problema cuando esa ansiedad interfiere de manera significativa, nos bloquea y perdemos el control de la situación a la que nos enfrentamos. Os vamos a dar unas pinceladas para conocer qué es el miedo a los exámenes y cómo podemos afrontarlo de manera adecuada:
  • No me va ha dar tiempo
  • Esto es súper difícil…
  • No lo aprenderé nunca…
  • Es demasiado temario…
¿Te resultan familiares estas frases?
¿Sólo pensar que hemos empezado un nuevo curso y pronto comenzarán los exámenes temidos te revuelve el estómago, te provoca sudores fríos y la piel de gallina?
Es normal, eso es debido al miedo que nos dan los exámenes, nos sentimos inseguros, los nervios se desatan, también la angustia… En definitiva: te ataca LA ANSIEDAD.
Todos necesitamos una cantidad determinada de energía para realizar cualquier actividad, desde hacer deporte o conducir… Hasta caminar o leer un libro.
Esta actividad es normal, y además es necesaria. El problema comienza cuando esa cantidad de energía se dispara y se pasa de estar activado a estar sobreactivado. Y esto nos ocurre cuando anticipamos un peligro, ya sea real o imaginado. Por ejemplo: “voy a suspender el examen”,”Seguro que me quedo en blanco”, “No tengo tiempo para aprenderlo”, “mi padre me va a matar si suspendo”,…
A la activación adecuada ante éstas situaciones se le denomina “Motivación”. La Motivación es el impulso que nos induce a ponernos a estudiar, a esforzarnos y “aguantar” durante dos horas seguidas sentados delante del libro.
Pero si la activación excede sus límites… Nos bloqueamos y cambiamos nuestra atención de los libros a las uñas que comenzamos a mordernos insaciablemente, al nudo que se nos forma en el estómago, a todos los pensamientos que hemos mencionado anteriormente de no me da tiempo, no puedo con todo esto… Nos vemos incapaces de concentrarnos en una sola tarea por más de diez minutos por que enseguida nos asaltan a la cabeza miles de preguntas, de sentimientos de fracaso, de poca valía…
¡BASTA YA CON ESTOS SENTIMIENTOS!,
¡PODEMOS PLANTARLES CARA!
Ya está bien de que el miedo se apodere de nuestros pensamientos. Luchemos contra la ansiedad.
PERO… ¿CÓMO?
Imaginemos que la ansiedad fuera un ejército con tres batallones: el fisiológico, el cognitivo y el conductual. Y que cada uno ataca por un flanco diferente, por el flanco que lleva su nombre.
El fisiológico ataca a nuestro organismo de la siguiente manera: Al corazón le hace latir más fuerte, a nuestro estómago “le hace un nudo”, nuestro pulso se acelera, tiemblan las manos y los pies, aumenta la sudoración,…
Al conductual no le deja parar, nos hace ir de un lado a otro sin parar, nos hace comer más, levantarnos de la silla constantemente, mordernos las uñas…
Y por último, al cognitivo le ataca invadiendo nuestros pensamientos con ideas negativas como “no podré, soy un inútil…” Y estas ideas nos martillean con tanta fuerza que al final nos acabamos rindiendo y admitimos como ciertas. Pero ¿Son ciertas?

¿Cómo podemos defendernos de un ejército tan bien organizado?

Ante todo tenemos que observar cómo están organizados, de que manera nos están atacando, por cual de los tres flancos: ¿Con que frases, con que conductas?…
Como en toda batalla, “la mejor defensa es un buen ataque”. Por tanto, antes de sentirnos invadidos por los guerrilleros de la ansiedad tenemos que armarnos con el escudo de la calma, que nos protege, y también debemos entrenar a nuestro ejército, que en vez de sublevarse como ha hecho hasta ahora ante la ansiedad se fortalezca y coja confianza en sí mismo.
Nuestro ejército de defensa, al igual que el ejército enemigo, también está dividido en tres batallones, cada uno especializado en defender el flanco que el enemigo se empeña en atacar.
Existen muchas formas de enseñarle a defenderse, y en las siguientes líneas encontrarás una de las técnicas:
Al batallón que defiende el flanco fisiológico, hay que enseñarle a relajarse, hemos de aprender a relajar los músculos de nuestro cuerpo. Una técnica fácil (aunque como todas necesita de entrenamiento) es la de Jacobson que consiste en tensar y relajar distintos grupos musculares. Mientras los tensamos por 3-4 sg. Buscamos esa sensación de incomodidad, una especie de dolor sordo, y después, lentamente los vamos relajando y sentimos cómo la sangre vuelve a fluir por las venas, sentimos esa parte del cuerpo más ligera, fresca, relajada… Prestamos atención a esa diferencia de sensaciones. Así, en el momento en que la ansiedad se empiece a apoderar de nuestros músculos, sepamos que es lo que tenemos que hacer para encontrar la sensación de bienestar asociada a la relajación. Esto lo haremos con las manos, los brazos, el tronco, las piernas los pies y la cabeza: el cuello, la frente, la nariz, los labios… De tal manera que cuando los síntomas de tensión no intencionada sepamos combatirla con su antagonista, la relajación. Evitando el dolor de espalda, “el nudo en el estómago”…
Al flanco conductual lo defenderemos sin sacar por él nuestros nervios. Primero hemos de pensar que es lo que hacemos ante la ansiedad, y hacer lo contrario, en vez de morderte las uñas, trata de dejarlas crecer y cuídatelas, píntatelas con esmalte…
Y para defender el último de los flancos, el cognitivo, habrás de ponerte a pensar en todas las frases irracionales que te dices. Son automáticas, así que fijarte en ellas te costará mucha práctica, al igual que antes, éste también necesita entrenamiento.
Para ayudarle puedes coger un folio y dividirlo en dos partes. En una escribe los pensamientos automáticos, irracionales, y en el lado contrario, cambia éstos pensamientos por otros más racionales y lógicos, más positivos.
Por ejemplo:
Pensamientos negativos
Pensamientos positivos
No me va a dar tiemposi aprovecho el tiempo, lo
conseguiré
No lo aprenderé nuncaes mucho, pero yo puedo,
ya lo he hecho más
veces.
Esto es súper difícilEs una asignatura muy
complicada, pero si
estudio aprobaré.
Ya sabes: La mejor defensa es un buen ataque.
Es hora de que organices tu ejercito, le entrenes y le pongas a trabajar, Y verás como tus próximos exámenes te resultan más fáciles. Ánimo.
Para saber más:
– Fernández, C. (1994). Aprender a estudiar: Cómo resolver las dificultades en el estudio. Madrid: Pirámide.
- Hernández, J.M., Pozo, C. y Polo, A. (1994). Ansiedad ante exámenes. Valencia: Promolibro.
- Miralles,F y Sanz, M.C. (2011). Cómo enfrentarse con éxito a exámenes y oposiciones. Guía Práctica para superar la ansiedad y aumentar la motivación. Madrid: Pirámide.

MUTISMO SELECTIVO

Miedo a hablar o mutismo selectivo
Os hablamos en esta ocasión de un trastorno que aparece en la etapa preescolar, aunque su frecuencia es muy baja, por lo que muchos de vosotros (como padres o educadores) seguramente nunca habéis oído hablar de él. Sin embargo, nos parece importante hablar de este problema que puede resultar muy incapacitante para el niño/a que lo padece y que debe ser tratado a tiempo, para que no se agraven sus síntomas.
Durante el desarrollo infantil las dificultades más frecuentes y evidentes suelen ser las relacionadas con el retraso madurativo y el aprendizaje; sin embargo, existen otras, más latentes y “silenciosas”, que a menudo pasan desapercibidas o no se les concede la suficiente importancia. Una de estas dificultades es el Mutismo Selectivo.
¿QUE ES EL MUTISMO SELECTIVO?
El mutismo selectivo es un trastorno de la conducta que se inicia en la infancia y que se caracteriza por la dificultad del niño, con competencia lingüística y comunicativa adecuada para su edad, para interactuar verbalmente con determinadas personas y en determinadas situaciones; es decir, los niños con mutismo selectivo se comunican verbalmente con normalidad en los entornos más familiares y próximos y no lo hacen en entornos y situaciones menos familia res y/o con personas poco conocidas.
CARACTERÍSTICAS
La característica esencial del mutismo selectivo es la inhibición persistente del habla en situaciones sociales específicas. Su inicio se produce generalmente en los primeros años de vida, y se manifiesta de forma evidente cuando el niño se incorpora a la escuela.
Muchos niños y niñas con mutismo selectivo suelen presentar además algunos rasgos de personalidad característicos como timidez, retraimiento social, dependencia, perfeccionismo…
Esta inhibición del habla raramente remite de forma espontánea y puede prolongarse durante muchos años si no se interviene.
El mutismo selectivo conlleva altos niveles de sufrimiento personal, y tiene como consecuencia importantes problemas de adaptación al entorno. Puede mediatizar el desarrollo afectivo-emocional y repercutir negativamente (siempre en función de su gravedad y del grado de generalización del rechazo a hablar) en el desarrollo social, personal y académico del niño.
Para algunos autores es un problema de comunicación, para otros es la manifestación de un estado de ansiedad.
CRITERIOS DE DIAGNÓSTICO
  1. Incapacidad persistente a hablar en situaciones específicas (en la escuela y en general en situaciones en las que estén presentes personas desconocidas) a pesar de hacerlo en otras situaciones (con los padres y con personas muy familiares).
  2. La alteración interfiere en el rendimiento escolar o la comunicación social.
  3. La duración de la alteración es de por lo menos 1 mes.
  4. La incapacidad para hablar no se debe a una falta de conocimiento o de fluidez del lenguaje hablado requerido en la situación social.
  5. El trastorno no se explica mejor por la presencia de un trastorno de la comunicación y no aparece exclusivamente en el transcurso de un Trastorno Generalizado del Desarrollo, esquizofrenia o un trastorno psiquiátrico.
El diagnóstico del mutismo selectivo requiere la presencia de todos los criterios citados.
VARIABLES PRECIPITANTES Y/O PREDISPONENTES Y DE MANTENIMIENTO
Variables predisponentes:
  • Excesiva inhibición social, timidez y retraimiento que dificulta las relaciones interpersonales.
  • Temor a fracasar en tareas escolares.
  • Predisposición genética hacia la ansiedad.
Variables precipitantes:
  • Modelo familiar con relaciones sociales inadecuadas y/o escasas: ausencia o escasez de experiencias de contacto e interacciones sociales. Depresión en los padres, no asistió a guardería, vive a las afueras de la ciudad….
  • Excesiva atención por no hablar (puede ser que al alumno se le pregunte reiteradamente si ha hablado, cómo, cuándo, cuánto, con quién,…)
  • Apego excesivo por parte de la madre lo cual conlleva una sobreprotección.
Variables de mantenimiento:
  • Generación de expectativas negativas del profesorado y del alumnado en relación a la competencia comunicativa del niño.
  • Tanto el profesorado que imparte clase al niño como sus compañeros piensa y verbalizan que no habla, ni va a hablar.
  • Acomodación del entorno a las dificultades del alumno.
  • Disminución de situaciones en las que es necesaria la comunicación oral: no se le propone que hable.
  • Preocupación excesiva por parte de padres/tutores que sólo incrementan la ansiedad y el bloqueo en el niño.
PAUTAS Y ORIENTACIONES PARA LA FAMILIA Y DOCENTES
El problema debe ser abordado en su justa dimensión; no es recomendable manifestar ansiedad y preocupación excesiva que sólo incrementa la ansiedad y bloqueo del niño y tampoco ignorar el problema pensando que se resolverá de forma espontánea. Hay que adoptar medidas que favorezcan el desarrollo sociopersonal del niño y estimulen su habla en las diversas situaciones de interacción verbal con otros.
Pautas para el desarrollo personal en el aula
  • Intensificar el vínculo afectivo positivo con el niño, incrementando la frecuencia de las interacciones con él, estableciendo contacto físico cariñoso frecuente con él, utilizando el elogio privado y público, contando con él en el aula, hacerle consciente de la atención del profesor con sonrisas y guiños …
  • Favorecer las interacciones entre los niños y entre éstos y los adultos en el centro, mediante actividades en pequeño grupo. Y actividades de juego libre y juego dirigido (juego social, juego cooperativo…).
  • Eliminar las actuaciones, tanto de los compañeros como de los profesores, que puedan mantener el comportamiento de mutismo, tales como dar por válidas respuestas gestuales del niño, darle la posibilidad o sugerirle que responda de otras formas distintas a la verbal, permitir que otros niños pidan algo o respondan por él, realizar comentarios que justifiquen o expliquen el comportamiento del niño (“no habla porque…”).
  • Evitar la sobreprotección, favoreciendo la autonomía y desarrollo del niño, asignar pequeñas tareas de responsabilidad dentro del aula: salir a borrar la pizarra, repartir materiales, llevar algo a otro profesor, recoger fotocopias en conserjería, acompañar a un niño…
  • Aumentar el control del adulto en las interacciones entre los iguales, con el fin de evitar el aislamiento del alumno y en el trabajo del aula.
  • Respetar escrupulosamente su turno en las actividades de participación pautada.
  • Programar y realizar actividades que impliquen movimiento corporal y contacto físico entre los niños (hacerse cosquillas, formar “montones”, darse abrazos…).
  • Reforzar con frecuencia los comportamientos y actuaciones que el niño realiza bien (trabajos escolares, atención a las explicaciones, disposición al trabajo, ayuda a compañeros…).
  • Programar tiempos de coordinación de todo el profesorado que interviene en la atención educativa del grupo al que pertenece el alumno, para dar coherencia y consistencia a la intervención educativa.
  • Mantener estrecha relación con la familia para el trasvase de información y el ajuste de las pautas y estrategias a implantar en el ámbito familiar.
  • Planificar las situaciones de exigencia de respuesta oral partiendo siempre de lo que el niño es capaz de hacer en cada momento.
  • Planificar y diseñar momentos diarios y frecuentes en los que el profesor haga una pregunta sencilla al alumno (inicialmente con respuesta de una sola palabra, progresivamente con respuestas de mayor longitud).
  • Plantear juegos de pareja que requieran emisiones verbales sencillas en cuanto a contenido y breves en cuanto a longitud (lotos, memoris, el mensaje secreto, adivinar oficios,…)
  • Organizar en torno a los rincones del aula pequeños grupos de trabajo y/o de juego en los que se le facilite al niño el intercambio verbal con compañeros.
  • Reforzar la respuesta verbal del niño. Las consecuencias naturales asociadas a la emisión verbal tales como, conseguir los materiales necesarios para realizar un trabajo, realizar el trabajo que más le gusta, jugar con un juego elegido por él….
  • Diseñar y planificar actividades y juegos de producción de sonidos y comunicación corporal:
    • Juegos de movimiento corporal (imitación de gestos, adivinar objetos o acciones mediante mímica, dirigir a un compañero con los ojos vendados…).
    • Juegos de producción de sonidos corporales (palmadas, soplidos, golpes con pies, silbidos, chasquidos…).
    • Juegos con sonidos inarticulados y articulados (encadenamiento de sonidos, gradación de sonido, asociación de sonidos a movimientos…).
    • Realizar actividades y juegos de habla enmascarada, en las que al niño no se le ve la cara mientras habla (títeres, marionetas, hablar por teléfono dentro de una casita, máscaras, juegos de hablar al oído…).
    • Utilizar, en función de las necesidades y de la situación, técnicas como el desvanecimiento estimular. Esta técnica consiste en diseñar situaciones en las que estén presentes personas con las que el niño habla habitualmente (padres) y personas con las que no lo hace (profesores) hasta conseguir que hable con todas ellas Cuando esto ocurre, se van retirando progresivamente los primeros. Este desvanecimiento debe realizarse muy progresivamente.
    • Ir aumentando la exigencia de emisión verbal y las situaciones de intercambio comunicativo de forma continua.
    • Por último, no conviene mantener la aplicación de una estrategia durante más de dos semanas, si ésta no ha producido progresos en el niño. Cuando esto ocurra, diseñaremos y probaremos con otro tipo de estrategias.
Pautas para el desarrollo personal en el ámbito familiar
  • Ofrecer al niño un ambiente de seguridad, comunicación, serenidad, comprensión y afecto. No juzgarle ni criticarle. Manifestar confianza en sus posibilidades y en la superación del problema.
  • Posibilitarle experiencias que le conduzcan al desarrollo de aspectos personales, y sociales relevantes (autonomía, desarrollo de hábitos…)
  • Valorar lo que hace bien.
  • Eliminar o reducir las actitudes de sobreprotección.
  • Evitar la exigencia excesiva de perfección, tanto en lo que respecta al habla como a las tareas y actividades que el niño realiza.
  • Posibilitar que el niño realice alguna actividad física deportiva de carácter lúdico que le permita descargar las tensiones acumuladas durante la jornada escolar.
  • Reforzar el círculo de amigos que tiene el niño y ampliarlo progresivamente.
  • Fomentar al máximo la interacción del niño con compañeros, vecinos y amigos: participar en actividades extraescolares, acudir a parques infantiles, celebrar las fiestas comunitarias, acudir a espectáculos propios de la edad, invitar a niños a casa, acudir a casas de otros.
  • Reforzar todas las aproximaciones verbales y no verbales del niño hacia otras personas tanto iguales como adultos. Comentar con él las ventajas de jugar con otros, de tener amigos, invitar a amigos a casa…
  • Modelar y enseñar al niño formas adecuadas de iniciar y mantener interacciones verbales con otros (cómo saludar, cómo pedir jugar, cómo acercarse…).
  • Fomentar la interacción social (y verbal) con iguales y con adultos realizando la labor de mediador en la interacción con iguales y planificando situaciones que faciliten la comunicación verbal con otros (actos públicos, celebraciones, cumpleaños, juegos…).
  • Mantener una comunicación recíproca y continuada con la escuela.
Bibliografía
  • “El niño con miedo a hablar”. Autor: Olivares, J. 1994. Madrid. Ediciones Pirámide.
  • “Tratamiento psicológico del mutismo selectivo”. Autor: Olivares, J. 2006. Madrid. Ediciones Pirámide.
Os dejamos además, una serie de recomendaciones para los profesores, cómo deben actuar ante un alumno que presente mutismo selectivo, además de una guía con recomendaciones para su detección, evaluación y tratamiento en el ámbito escolar.
pautas escolares mutismo
GUÍA MUTISMO SELECTIVO CASTELLANO

ANSIEDAD

Cómo prevenir la ansiedad en los niños

Os hablamos hoy de cómo prevenir la ansiedad en los niños. Aunque los trastornos de ansiedad poseen una clara base biológica, una clara vulnerabilidad genética, también como padres y educadores podemos contribuir, con nuestro estilo educativo y la manera de socializar a los niños, a que sufran o no algún tipo de ansiedad o estrés. Debemos dotarlos de recursos y herramientas eficaces para afrontar situaciones vitales estresantes, a las que inevitablemente deberán hacer frente a lo largo de su vida, intentaremos que sean personas autónomas, independientes y con una autoestima ajustada.

Educando a los niños para prevenir la ansiedad

En los trastornos de ansiedad interactúan factores biológicos o constitucionales, factores ambientales y factores personales. Entre los primeros se encuentran los factores genéticos, biológicos (alteraciones en la anatomía cerebral, en los neurotransmisores, etc.) o constitucionales, como el temperamento. Estos factores predisponen al individuo a padecer trastornos de ansiedad. Entre los factores ambientales destacan los acontecimientos vitales o situaciones traumáticas, el estilo educativo de los padres, y, en general, los procesos de socialización del niño-adolescente-adulto en los diferentes ámbitos de su vida: familia, escuela, amigos, trabajo, etc. Entre los factores personales implicados en la génesis y el mantenimiento de los trastornos de ansiedad destacan la valoración personal y subjetiva que cada persona hace de uno mismo (autoestima) y los recursos de que dispone el individuo para afrontar los problemas (estrategias de afrontamiento). .
Las personas más próximas al niño tienen un papel muy importante en la prevención de los trastornos de ansiedad. Los padres y los educadores pueden reducir el impacto de las situaciones o acontecimientos vitales estresantes que viva el niño, pueden educarlo para potenciar sus recursos personales y pueden promover nuevas experiencias y fomentar hábitos de vida saludables. ¿Cómo?
En este documento se expondrán brevemente algunas de las pautas o líneas de actuación que los cuidadores del niño deberían seguir para prevenir en la medida de lo posible que éste desarrolle un problema de ansiedad.
Disminuir el impacto de los acontecimientos estresantes…
Los niños pueden carecer de recursos para afrontar de forma adecuada situaciones o acontecimientos vitales estresantes o traumáticos. La vivencia de una separación, de la muerte de un familiar o amigo, de un desastre natural (incendio, inundación), de un robo, de un accidente, etc. pueden superar la capacidad del niño para reaccionar de forma adaptativa. En estos casos, las personas próximas al niño deberían:
1. Hablar con el niño de todo lo que le preocupa, de cómo se siente . Permitir que se desahogue y exponga todas sus preocupaciones, dudas y sentimientos. No forzar al niño a hablar de sus sentimientos, estar disponibles cuando él lo necesite.
2. Actuar como modelos de conducta y afrontamiento : los niños aprenden a actuar y a afrontar los problemas imitando y adoptando como propios los modos de actuación de personas cercanas a ellos. En este sentido, es importante que el niño aprenda a:
-Demostrar los sentimientos, no ocultarlos.
-Afrontar los problemas, no evitarlos: si el niño tiene miedo a alguna situación es importante que le anime a enfrentarse a ella. ¿Cómo?
a) Hacer de modelo para el niño: darle ejemplo afrontando la situación primero, sin forzar al niño a que lo haga: de este modo comprobará que estar cerca de ese objeto temido (perro, ascensor, etc.) o en esa situación no es peligroso ni tiene consecuencias negativas.
b) Ayudar a exponerse a la situación de forma gradual: primero acompañado, luego solo, comenzar por la situación más fácil, poco a poco aumentar la dificultad…
c) Felicitarlo por los avances.
En otros casos, acontecimientos cotidianos como el nacimiento de un hermano, la entrada al colegio, los problemas con otros compañeros, etc. pueden ser una fuente de preocupaciones para el niño. Los padres y cuidadores deberían:

1. Comprender lo importante que para el niño es esa situación . No hay que restar importancia a acontecimientos que para un adulto pueden resultar intrascendentes: una pelea con otro compañero, un cambio de profesor, la dificultad en alguna materia escolar, etc. pueden ser lo suficientemente significativas para que el niño se muestre preocupado.
2. Hablar con el niño de todo aquello que teme.. ¿Qué es lo que le inquieta? ¿Qué es lo peor que puede pasar?.
3. Adoptar una actitud propicia a la resolución del conflicto o problemas : ¿qué puede hacer el niño para solucionar ese problema? ¿cómo puede hacerlo? ¿está en su mano el solucionarlo?. Es importante que los cuidadores no adopten un papel demasiado directivo: el niño debe aprender a solucionar sus propios problemas. Solucionárselos no enseña al niño a ser autónomo, sino a depender de los padres o cuidadores y recurrir a ellos cada vez que tenga un pequeño contratiempo.
4. Interesarse por la evolución del problema.
5. Animar al niño, reforzarlo por los avances.
Educarlo para potenciar sus recursos personales…
La respuesta ante una situación que genera ansiedad depende en parte de los recursos de que dispone el individuo para afrontar ese problema y de si percibe que es capaz de resolverlo. Dicho de otro modo, no basta con tener las armas para enfrentarse a un problema, hay que creer que se puede luchar contra él y superarlo. Este sentimiento de autoeficacia tiene mucho que ver con la autoestima. En la formación de la autoestima cobra especial importancia la familia y la escuela. ¿Qué se puede hacer para fomentar una buena autoestima en el niño?
1. Amor incondicional : la aceptación sin condiciones de los padres es, sin duda, la mejor estrategia para fomentar en el niño una buena autoestima. El niño debe estar seguro del amor de sus padres hacia él por sí mismo, no por lo que hace. Muchos trabajos han señalado que los niños que tienen una baja autoestima se sienten poco aceptados o rechazados por sus padres. Aceptar a un hijo implica, por ejemplo:
-Demostrarle afecto, que se siente orgulloso de él, que disfruta de su compañía.
-Demostrar que entiende lo que le preocupa, interesarse por sus problemas.
-Aceptar sus limitaciones, no pretender que sea perfecto.
-Demostrarle afecto incluso cuando se porta mal.
2. Brindarle apoyo : los padres deben demostrar a su hijo que ellos estarán allí cuando él necesite ayuda; los profesores deben expresar al niño que ellos pueden ayudarle cuando tenga dificultades en sus tareas escolares.
3. Ayudar al niño a encontrar aptitudes, intereses y actividades . Reforzar y potenciar sus capacidades: animar al niño a mejorar sus habilidades en las tareas que realiza de forma deficitaria y, sobre todo, potenciar aquellas que más le gustan y que mejor o más fácilmente hace.
4. Corregirle cuando hace algo mal . Es importante que se critique su actuación, pero no su forma de ser. Es más adecuado decir ‘no has hecho bien la cama’ que ‘eres un gandul, torpe…’, mejor señalar ‘si hubieras estudiado más habrías aprobado este examen’ que ‘eres vago y tonto’…
5. Elogiarle por sus avances , por las cosas que hace bien. No exigir perfección ni rapidez. Valorar como válidos los resultados que vaya consiguiendo aunque no sean perfectos. A medida que haga las cosas le saldrán mejor y más deprisa.
6. No ser excesivamente sobreprotector. Se ha visto que los niños que están muy sobreprotegidos por sus padres tienen frecuentemente una baja autoestima. La sensación de podernos valer por nosotros mismos se construye día a día y depende de las actividades que realizamos y los problemas que afrontamos. Hay que dejar que el niño se enfrente por sí solo a sus problemas y que aprenda estrategias para superarlos. Los padres no estarán siempre ahí para resolver todos los problemas de su hijo.
En este sentido, es importante fomentar en el niño:
7. Una actitud activa dirigida a la resolución de problemas:
a) Valorar un problema como un desafío en vez de como una amenaza.
b) Creer que los problemas son resolubles.
c) Creer en la propia capacidad para resolver bien los problemas.
d) No esperar que los problemas se resuelvan por sí solos, no posponer la resolución del problema, no evitarlo.
e) Búsqueda activa de soluciones.
Está claro que no basta con animar al niño a actuar de esta forma, sino que los padres y otros cuidadores deben comportarse del mismo modo, actuar de modelos de conducta a seguir para el niño.
8. Fomentar su autonomía . Es importante que el niño desde pequeño adquiera responsabilidades en casa y en la escuela: ayudar en pequeñas tareas de casa (poner la mesa, fregar los platos, hacer su cama, etc.), recoger su pupitre, ayudar a mantener en orden el aula…Estas tareas serán tanto más complejas conforme aumente la edad. Sin embargo, la autonomía va más allá de que el niño sepa valerse por sí mismo en las tareas cotidianas. Los padres no deben ser directivos y sí, en cambio, promover que el niño sea capaz de tomar sus propias decisiones, aún a riesgo de equivocarse, y de tener diferentes experiencias, aún a riesgo de ser negativas. Esto implica que es mejor aconsejar que ordenar, sugerir que imponer.
9. No ser excesivamente exigente . Algunos padres fijan metas muy elevadas y esperan que sus hijos obtengan resultados excelentes. Otros padres no expresan de forma explícita este interés pero sí refuerzan al niño de forma diferencial en función de los resultados. Un exceso en las demandas externas que realiza la familia puede conducir a estados de elevada ansiedad en el niño. Éste puede estar preocupado por defraudar a sus padres si sus notas no son tan buenas como ellos esperan. En otros casos, son los propios niños los que se fijan metas muy elevadas. La mayoría de las veces se trata de niños y adolescentes inseguros y muy perfeccionistas, que basan su autoestima en conseguir ser el/la mejor en todo. En estos casos habría que:
-Disminuir el nivel de exigencia de los padres. Éste debe ser realista e ir acorde con la capacidad del niño.
-Crear una atmósfera de aceptación: el niño debe saber que sus padres no van a dejar de quererlo si lleva a casa malas notas.
-Fomentar una vida equilibrada: el rendimiento en la escuela no lo es todo, también son importantes las diversiones.
-Evitar hábitos perfeccionistas: estudiar hasta altas horas de la noche o repetir muchas veces un trabajo hasta que esté perfecto no es saludable. Es conveniente establecer un horario y unos objetivos de estudio realistas.
-Programar actividades deportivas y culturales que le gusten al niño.
Fomentar hábitos saludables, promover nuevas experiencias…
Es muy aconsejable que los niños tengan experiencias muy variadas . Esto les permitirá conocer a gente diferente y hacer amigos, conocerse mejor a sí mismos y saber cuáles son sus aptitudes e intereses más destacados, encontrarse con diferentes problemas y desarrollar habilidades y estrategias para resolverlos, etc. En definitiva, fomentar nuevas experiencias en el niño puede fortalecer su autoestima y sus recursos de afrontamiento y establecer una red de relaciones sociales.
El apoyo social es, sin duda, uno de los recursos más importantes para prevenir los problemas psicológicos, entre ellos los trastornos de ansiedad. Es importante fomentar las relaciones sociales del niño: dejar que realice salidas con otros niños, excursiones, dormir en casa de amigos, fijar una hora de regreso a casa que sea prudente pero no demasiado restrictiva…Cuantas más experiencias diferentes tenga el niño más estrategias desarrollará para afrontar problemas. Cuantos más amigos tenga mejor y más apoyado se sentirá para poder superar diferentes problemas.
Uno de los miedos que tienen los padres, especialmente cuando sus hijos son adolescentes, es que los amigos que lo rodean puedan influir negativamente en él. A los padres les preocupa que el chico pueda consumir alcohol, tabaco u otras drogas, se meta en peleas, etc. Es conocida la relación que existe entre las drogas y los problemas de ansiedad. Un consumo elevado de café, tabaco, alcohol u otras drogas puede tener consecuencias negativas para la salud mental y física del chico e interferir en sus actividades escolares o laborales y en sus relaciones familiares y sociales . Es importante que los padres:
-Estén informados sobre las drogas.
-Hablen con el chico/a de las drogas, de sus propiedades y efectos. Es mejor no mostrarse represor, transmitirle la idea de que puede hablar con sus padres abiertamente de lo que le preocupa.
-No actuar como un policía: los padres no están las 24h con el hijo ni pueden evitar que el chico pruebe las drogas. Deben confiar en él e insistir en el diálogo.
-Fomentar hábitos saludables: comer de forma sana y equilibrada, realizar ejercicio físico de forma habitual. El ejercicio físico ayuda a mejorar el estado de ánimo y a relajarse. Se trata de un ‘antídoto’ natural contra el estrés.
Si bien realizar diferentes actividades para potenciar las aptitudes del niño es aconsejable y saludable, y promover diferentes experiencias permite desarrollar estrategias para afrontar problemas y construir una buena red de apoyo social, no hay que excederse ni en la cantidad de actividades a realizar ni en lo que se espera de ellas . Los niños con un exceso de actividades extraescolares muestran cansancio, estrés y se sienten presionados. Tienen la necesidad de cumplir con todo y con todos y se dan cuenta de que no pueden. Esto puede repercutir de forma negativa en su salud mental. Es recomendable:
-No llenar la semana de actividades. Planificar un horario con el niño y destinar un tiempo suficiente a las tareas escolares, extraescolares y a su descanso. El horario debe ser realista.
-Planificar actividades gratificantes para el niño. Por ejemplo, si al niño le cuestan las matemáticas se pueden destinar algunas horas a la semana a repasar esta materia, pero también a realizar otras actividades que al niño le resulten más agradables: fútbol, música…
-Las actividades deben gustar al niño, no sólo a los padres. Algunos padres quieren que el niño estudie o practique una actividad que ellos no pudieron realizar en su infancia. Hay que escuchar lo que quiere el niño.
-No hay que ser excesivamente exigentes con el niño. Hay que animarlo a que lo haga lo mejor que pueda, y reforzarlo por los pequeños avances, pero no exigir resultados.
Una última nota…
Como se ha comentado a lo largo del texto, en la educación del niño y del adolescente participan tanto los padres como los profesores y otras personas próximas al niño. Es importante que:
-Haya comunicación entre todas las personas que se encargan de la educación del niño y se informen mutuamente de los problemas que tenga.
-Se haga un frente común para solucionar estos problemas ; esto implica que debe haber unidad de criterios y que todos deben trabajar en la misma dirección.

ANSIEDAD DE SEPARACIÓN

CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DEL TRASTORNO DE ANSIEDAD DE SEPARACIÓN
 
Veamos cuáles son los indicadores, los criterios necesarios que deben darse, para poder hacer el diagnóstico del trastorno de ansiedad de separación. Os dejamos estos indicadores en forma de entrevista, que se les administra a los padres (cuando los niños son muy pequeños) o bien al propio menor:
Protocolo de evaluación del trastorno por ansiedad de separación
A1. Malestar excesivo ante la separación:
  • ¿Te moleta mucho estar separado/a de tus padres?
  • ¿Te preocupas mucho cuando tus padres salen de casa sin ti?
  • ¿Te preocupas mucho y sufres cuando tienes que salir de tu casa para ir al colegio?
  • ¿Te preocupas mucho y sufres cuando tienes que salir de tu casa para ir a otro sitio?
  • ¿Te sientes muy mal cuando te tienes que quedar con otras personas que no son tus padres? Por ejemplo, ¿con el/la canguro?
A2. Preocupación excesiva por la posible pérdida de los padres:
  • ¿Echas mucho de menos a tus padres cuando no estás con ellos o te sientes muy solo/a?
  • ¿Piensas a menudo que puedes perder a tus padres y que no los volverás a ver? ¿Piensas, por ejemplo, que se pueden morir, tener un accidente, ponerse enfermos y que no los volverás a ver?
A3. Preocupación por la posibilidad de ocurrencia de un acontecimiento adverso que ocasione la separación:
  • ¿Te preocupa mucho que pueda pasar algo malo a tus padres cuando tú no estás con ellos?
  • ¿Te preocupa mucho que pueda pasarte algo malo a ti cuando no estás con tus padres? ¿Piensas, por ejemplo, que te puedes morir, tener un accidente, ponerte enfermo y no volver a tus padres?
  • ¿Qué crees que puede pasar?
  • ¿Acabas quedándote en casa?
A4. Resistencia a ir a la escuela u otros sitios por miedo a separarse:
  • ¿Faltas al colegio sin motivo?¿Por qué no vas al colegio?
  • ¿Hay días que no quieres ir al colegio porque quieres quedarte en casa para estar con tus padres?
  • ¿Has ido alguna vez durante un tiempo a campamentos, colonias o casa de algún amigo que te haya invitado?¿Te lo pasaste bien?¿Volverías a ir?
  • ¿Puedes ir tú solo/a a hacer un recado o estar en casa de un amigo/a, o tienen que acompañarte y estar contigo tus padres?
A5. Resistencia a estar en casa solo:
  • ¿Te puedes quedar tú solo/a en casa o necesitas que siempre haya alguien contigo?
  • ¿Puedes estar tú solo/a en una habitación en tu casa o necesitas que siempre haya alguien contigo?
A6. Resistencia a ir a dormir sin los padres:
  • Cuando vas a dormir, ¿necesitas que tu padre o tu madre te acompañen?
  • ¿Puedes dormir toda la noche tú solo/a o necesitas que alguien te acompañe?
  • ¿Qué pasa cuando estás tu solo/a?
A7. Pesadillas repetidas sobre la separación:
  • ¿Tienes muchas pesadillas en las que pierdes a tus padres, les pasa algo malo a ellos o a ti, te abandonan o no los puedes volver a ver nunca más?
A8. Quejas somáticas ante la separación:
  • ¿Te duele la cabeza, el estómago, o tienes ganas de vomitar cuando notas que tus padres se van a marchar sin ti o cuando tú te tienes que ir sin ellos?
  • ¿Te duele la cabeza, el estómago, o tienes ganas de vomitar cuando estás separado/a de tus padres?
  • ¿Te duele la cabeza, el estómago, o tienes ganas de vomitar cuando tienes que salir hacia el colegio?
  • ¿Y cuando tienes que ir a otros sitios?
Para poder realizar el diagnóstico deben cumplirse al menos 3 de los criterios citados, ha de durar al menos un mes, y debe iniciarse antes de los 18 años. Además, deberá provocar en el niño un malestar significativo y causar deterioro en áreas importantes de su vida, como es el colegio, o las relaciones sociales.

¿ QUÉ ES LA ANSIEDAD DE SEPARACIÓN?
Hoy os hablamos de un trastorno de ansiedad bastante frecuente en la infancia, el trastorno de ansiedad de separación. Se trata de un problema importante, que no debemos dejar pasar una vez detectado, ya que si no se trata de manera adecuada puede provocar otras dificultades como una fobia escolar, muy incapacitante para los menores y sus familias. Debemos conocer en qué consiste exactamente, cuáles son los criterios para su diagnóstico, y diferenciarlo de un cierto temor a separarse de las figuras familiares, muy frecuente y común en los niños, sobre todo, en determinadas edades, totalmente adaptativo.
“…Tina tenía entonces 10 años. Sus problemas empezaron el primer día de clase, en el que se escondió en el sótano y lloró todo el día. Después sólo iba a la escuela si su madre le acompañaba y se quedaba a comer. Durante tres meses se quejó de dolor de cabeza y de tripa. Admitió que lo que le pasaba era que le molestaba irse de casa, porque tenía la impresión de que algo malo iba a pasar. Además decía sentirse mal cuando no veía a todos los miembros de su familia…”
Los miedos son parte del desarrollo evolutivo de una persona. Previenen contra posibles peligros en cada uno de los momentos de nuestro desarrollo. Por eso, la mayoría de miedos se dan en la infancia y la adolescencia, y están en consonancia con las habilidades disponibles para hacer frente a los posibles estímulos que los provocan y con las capacidades cognitivas existentes. Estos miedos son normales, no provocan graves interferencias en la vida académica, social o laboral de la persona, y sirven para que la persona desarrolle habilidades motoras y cognitivas de afrontamiento. Además siguen una secuencia determinada, ya que a medida que se afrontan con buenos resultados cambia el objeto de temor.
La secuencia de miedos normales (Bragado, 1994) es:
- 0 – 6 meses: pérdida súbita de la base de sustentación (soporte) y ruidos fuertes.
- 7 – 12 meses: miedo a las personas extrañas, y a objetos que surgen inesperadamente.
- 1 año: separación de los padres, retretes, heridas, extraños.
- 2 años: ruidos fuertes (sirenas, aspiradores, alarmas, camiones…), animales, habitaciones oscuras, separación de los padres, objetos o máquinas grandes y cambios en el entorno personal.
- 3 años: Máscaras, oscuridad, animales, separación de los padres.
- 4 años: Separación de los padres, animales, oscuridad y ruidos.
- 5 años: animales, separación de los padres, oscuridad, gente “mala”, lesiones corporales.
- 6 años: Seres sobrenaturales, lesiones corporales, truenos y relámpagos, oscuridad, dormir o estar solos, separación de los padres.
- 7 – 8 años: Seres sobrenaturales, oscuridad, miedos basados en sucesos aparecidos en los medios de comunicación, estar solos, lesiones corporales.
- 9 – 12 años: Exámenes, rendimiento académico, lesiones corporales, aspecto físico, truenos y relámpagos, muerte, y en pocos casos a la oscuridad.
El miedo a la separación es el primero y más básico de los miedos. Incluso se da en otras especies. Tiene un claro sentido adaptativo ya que el tener a los cuidadores cerca se incrementan las probabilidades de supervivencia, hasta que el sujeto desarrolle las habilidades y la confianza necesarias para que hacer frente a los estímulos que le atemorizan. Entonces, una vez el sujeto gana en independencia, el miedo se va centrando en situaciones más específicas (p. ej. oscuridad o animales). Pero si este miedo se mantiene, y es desproporcionado en relación al nivel de desarrollo del sujeto, conllevando problemas en áreas importantes de la vida de éste, deja de ser útil y puede llegar a convertirse en el trastorno de ansiedad por separación (a efectos prácticos usaremos los términos ansiedad y miedo indistintamente).
Este trastorno es el más frecuente de ansiedad afectando a un 4% de la población infantil, porcentaje que se va reduciendo conforme aumenta la edad. Es más frecuente en niñas que en niños. Suele iniciarse sobre los 9 años y en relación a un estímulo estresante. Hay cambios en la intensidad de la afectación a lo largo del tiempo. Aunque aumenta la probabilidad de padecer otros trastornos de ansiedad en la juventud y edad adulta, lo normal es que no se mantenga más allá de la adolescencia.
Sus síntomas característicos son un malestar físico y psicológico recurrente cuando hay una separación real o anticipada respecto de las figuras significativas. Las figuras significativas para la persona son aquellas con las que ha establecido un fuerte vínculo emocional, y, normalmente, serían los cuidadores habituales. También existe una preocupación excesiva y continua por la posibilidad de que las personas queridas les suceda algo grave o porque se produzca la separación. Suele haber resistencia o negativas repetidas a implicarse en situaciones que impliquen la separación y pesadillas relacionadas con el tema de la separación.
Como la ansiedad por separación es uno de los primeros miedos en aparecer, si no se supera, aumenta la probabilidad de que se den posteriores trastornos de ansiedad en la edad adulta como la agorafobia o el trastorno de pánico.
También es frecuente encontrar problemas académicos por el elevado absentismo escolar que puede haber en las personas que padecen este trastorno. Es importante destacar que este trastorno puede darse conjuntamente con la fobia escolar aunque son dos trastornos con características distintivas (la fobia escolar es un miedo desmesurado al entorno escolar o alguno de sus miembros, y no a la separación respecto de las figuras significativas).
Para explicar el origen de este trastorno se usan modelos de vulnerabilidad-estrés. Es decir existen una serie de factores de vulnerabilidad que al interaccionar con acontecimientos estresantes y con factores de aprendizaje, producen el trastorno. Los acontecimientos que pueden desencadenar el trastorno son la muerte temprana de un progenitor (afecta más cuanto más comprenda el niño o adolescente lo irreversible de la muerte), divorcio de los padres que conlleve cambios importantes en el quehacer cotidiano del niño y haga las relaciones familiares más hostiles, hospitalizaciones en edades tempranas, o cambios de residencia.
Respecto a los factores de vulnerabilidad, destacarían:
- Estilo educativo sobreprotector de los padres, impidiendo que el niño/a desarrolle su propia autonomía.
- Familias cerradas en sí mismas, habiendo pocas ocasiones para que el niño se separe de las figuras significativas y desarrolle su propia autonomía.
- Predisposición heredada: en concreto la característica que más predispone al trastorno es la inhibición conductual ya que supone una mayor reactividad psicofisiológica (más tendencia al rubor, a la taquicardia, a la sudoración, etc… y más tiempo para disminuir estos síntomas).
- Relación insegura con los cuidadores.
- Problemas psicológicos en los padres, sobre todo depresión mayor y trastorno de pánico.
- Características cognitivas: preocupaciones excesivas y no realistas vistas como incontrolables, interpretación del mundo como negativo y amenazante, atención excesiva a las propias reacciones y pensamientos limitando las posibilidades de acción y aumentando las atribuciones a uno mismo de los fracasos.
Si el niño/a no se expone a las situaciones de separación, el trastorno se puede mantener e incluso empeorar. Otros factores de mantenimiento son la persistencia de alguno de los factores anteriores o el reforzamiento de la conducta del niño/a y la obtención de beneficios primarios o secundarios por ello.
El tratamiento psicológico cognitivo-conductual suele ser efectivo en la mayoría de los casos con este trastorno. Se usan técnicas parecidas a las utilizadas para los adultos, pero con ciertas adaptaciones. Estas técnicas serían la exposición, la relajación, la práctica reforzada, técnicas cognitivas para reducir la ansiedad, programas de contingencias, y técnicas de modelado. En cuanto a los fármacos, no están indicados para niños menores de 6 años. En edades posteriores se suelen usar antidepresivos y con menos frecuencia benzodiacepinas.
¿Cómo hacer las despedidas más fáciles?
  1. Elegir el momento adecuado. Si sabe que va a necesitar que su hijo acuda a guardería, intente llevarlo antes de cumplir los 8 meses, para que pueda acostumbrarse. Si inicia la guardería entre los 8 meses y el año de edad es más probable que aparezca la ansiedad de separación por primera vez. Intente no separarse de su hijo cuando éste pueda estar cansado, con hambre o nervioso. Si es posible, programe el momento de su partida después de las siestas y las comidas.
  2. Practicar. Haga prácticas con su hijo para separarse de él y para que vaya conociendo poco a poco a las personas y los lugares nuevos. Si piensa dejar a su hijo al cuidado de un familiar, invite a la persona antes para que pasen un tiempo juntos mientras usted está presente. Si su hijo va a empezar a ir a una nueva guardería o colegio, visiten el lugar juntos antes de dejarlo de tiempo completo. Deje a su hijo con un cuidador durante cortos períodos de tiempo, para que pueda acostumbrarse a estar separado de usted.
  3. Transmita tranquilidad y sea coherente. Cree un ritual para irse, de modo que pueda despedirse de un modo agradable, amoroso y sin vacilaciones. Transmita a su hijo confianza. Tranquilícelo comunicándole que va a volver y explíquele cuánto tardará en regresar con conceptos que pueda entender (por ejemplo, después de comer). Concédale toda su atención al despedirse, y cuando diga que se va, hágalo; si vuelve, sólo empeorará las cosas.
  4. Cumpla sus promesas. Es importante que regrese en el momento en que le ha prometido hacerlo. Esto es esencial; de esta manera, su hijo desarrollará la confianza de que puede afrontar ese tiempo de separación.
 Os dejamos también, un vídeo explicativo del trastorno de ansiedad de separación.

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